Diomedes Contreras. Un joven de paz que cambió su vida


Los días oscuros y noches tenebrosas quedaron en el pasado para Diomedes de Jesús Contreras Molina, cuando en época otrora era un joven desorientado y sin ninguna clase de propósitos y objetivos para vivir en medio de la sociedad.
Asegura que, el entorno donde se crio, fue un aliciente para encaminarse en la drogadicción, así como también integrar la pandilla denominada “Los Más Pro”, conformada por varios jóvenes conflictivos que vivían en el barrio Villa Madis, en el sur de Sincelejo, llevado primeramente por el conflicto familiar y a su vez, sin orientación por parte de adultos responsables o del acompañamiento necesario de sus padres para recibir unos buenos consejos.
“Era una vida terrible, como vivía en el barrio Villa Madis, en la zona sur, era una zona muy conflictiva, había muchas pandillas y entonces yo empecé estudiando, pero las malas andanzas me desviaron del camino y era muy buen estudiante, hasta que conocí la famosa juntilla, que son los malos amigos, después había muchos problemas en mi casa busqué refugio y probé el vicio. Estaba perdido, ya no sabía qué hacer y solo le daba dolor de cabeza a mi mamá. Cada rato pasábamos peleando con los Menores Junior, con los RS, hasta que me apuñalaron y me partieron la boca, casi me sacan dos dientes. Yo no encontraba más refugio y encontraba de la vida lo más fácil, robando cosas, haciendo maldad y entonces tenía una vida muy pedida”, manifiesta Diomedes Contreras, Joven de Paz.
Sin embargo, después de todas las adversidades, necesidades y circunstancias el joven de 25 años, logró salir del oscuro mundo de la drogadicción y dejó de hacer parte de la pandilla. Gracias al programa Jóvenes en Paz, su transformación ha sido evidente y las fronteras invisibles por las que peleaba, ahora son visibles con nuevas formas de convivencia y distintas maneras de hacer amigos en otros sectores con una nueva mentalidad.
“Yo le agradezco mucho al alcalde Yahir Acuña, que desde que inició el proceso de Jóvenes de Paz, ya gracias a Dios me meto para otro barrio, porque eran cosas que yo no podía hacer, no podía entrar a otro barrio y si entraba tenía que ir asustado o montado con un machete, porque cualquier cruce con una de otro barrio eso era una pelea, entonces desde que hicimos el proceso empezamos a identificarnos con la paz, ya empezamos a hablarnos, porque mi vida fue muy dura desde pequeño, viendo peleas, eso fue lo que le hizo a uno coger el camino malo y me arrepiento de haber escogido esa vida, pero son cosas que Dios le pone a uno en el camino para seguir adelante”, afirma Diomedes Contreras, Joven de Paz.
Afirma que, la estrategia Jóvenes de Paz, ha sido su hogar y en el programa ha encontrado a ese papá que nunca tuvo en su vivienda, por eso, agradece la iniciativa del alcalde Yahir Acuña, para mejorar sus condiciones de vida y la de sus familiares.
“Desde que el señor alcalde sacó el proyecto Jóvenes de Paz, gracias a Dios mi vida fue mejorando, porque yo no tengo papá y lo vi como un papá por lo regaños que él nos pegaba me han hecho cambiar, aquí en el barrio ya no me miran como una persona mala, en cambio me piden favores gracias al señor. También por la falta de trabajo y desde que nos dio el trabajo me ha ido bien y he sabido ayudar a mi familia con lo poquito que ganamos”, dice Diomedes Contreras, Joven de Paz.
A través del programa Jóvenes de Paz, 1490 muchachos reciben atención social, quienes dejaron atrás las acciones delictivas para transformar sus vidas, por medio de la estrategia liderado por la alcaldía de Sincelejo, en cabeza del alcalde Yahir Acuña Cardales,
“Un sector de jóvenes que ha dejado las drogas o que nunca las consumió, que ya no consumen marihuana, ya no consumen cocaína, que el dinero que se ganan no lo llevan para que la olla instrumentalice a otro joven para que mate a otro joven o que mate a un policía”, afirma Yahir Acuña Cardales, alcalde de Sincelejo.
Esos días oscuros y aquellas noches tenebrosas no volvieron a hacer parte de los tormentos de Diomedes de Jesús Contreras Molina, porque la inserción social y la inclusión laboral permiten a este joven de 25 años, volver a soñar con una vida digna en la sociedad, gracias al programa Jóvenes de Paz, apadrinó otro estilo de vida al lado de sus familiares, amigos y vecinos.