El retorno de un joven zenú 19 años después de su desaparición
● La entrega del cuerpo del joven indígena se cumplió de acuerdo con las tradiciones y costumbres del pueblo Zenú, con el enfoque étnico de la búsqueda.
● Luis Fredis desapareció el 28 de agosto de 2004 y su cuerpo hallado el 13 de febrero de 2022, en Ovejas, Sucre.
Antes de llegar donde los Talaigua Quiñónez, en el corregimiento Cerro Vidales, de Tuchín (Córdoba), hay que caminar 328 pasos desde la vía principal. Una manga larga y pintoresca separa la casa de esta familia indígena, perteneciente al Resguardo Zenú, del ruido del tráfico ocasional.
La paz se siente en cada rincón de la parcela. Y más hoy, cuando Luis Fredis, uno de los 12 hijos de esta familia, regresa a casa. Ya no por sus propios medios, como salió el 28 de agosto de 2004, a sus 14 años. Ya no como el muchacho que volvía rebosante de alegría después de una tarde en los pozos a los que iba con amigos. Aun así, Luis Fredis está vuelta y para un miembro de la etnia zenú eso es como entrelazarse de nuevo, como sentirse tan adheridos como las fibras que tejen para hacer un sombrero vueltiao.
Lo reciben sus hermanos, que están detrás de un portillo junto a sus padres. También hay pequeños sobrinos que se miran buscando respuestas al momento, hasta ese entonces, inédito para ellos. Un aplauso rompe el silencio reinante y el quebranto sale de la garganta de los Talaigua.
El cuerpo Luis Fredis reposa en un cofrecito café que lleva su nombre escrito sobre una cinta blanca con letras doradas. No hay duda de que ha regresado. Una mezcla de dolor y tranquilidad impregna el ambiente. Poco antes, Julio, el hermano que quizás compartió más con Luis Fredis, resume lo que sienten: “Regresaste, hermano. No como te esperábamos, pero así tocó”.
Una las dos casas de palma donde ya solo viven los padres de esta numerosa familia recibe el cuerpo de Luis Fredis, cuyo féretro descansa sobre una mesa. No hay puertas. Y como la manga reverdecida, el lugar donde está el séptimo de estos hermanos también parece el pasaje de un cuento. Es un pesebre alrededor del cual se sientan sus padres a acompañar a su hijo antes de llevarlo a su última morada.
Cuando el cuerpo de Luis Fredis fue recuperado el 13 de febrero de 2022 por la Unidad de Búsqueda en la vereda Buenos Aires, de Ovejas (Sucre), su padre se hizo acompañar de Julio. Caminaron hasta el cansancio por Montes de María. Apenas apareció el cuerpo, Julio no dudó ni un instante. «Ese es él», confirmó sin más, porque aquella imagen le recordó la sonrisa de su hermano.
La familia había solicitado la búsqueda seis meses atrás. La investigación humanitaria y extrajudicial, y la información de aportantes, dio con la ubicación de Luis Fredis.
El día en que la familia recibe el cuerpo, otro de sus miembros coincide con Julio. «Ese es mi hermano. Me parece estar viendo su sonrisa. Así se reía él», dice, mientras todos escuchan, de voz de un experto de Medicina Legal, cómo fue el proceso de identificación a partir de muestras de ADN tomadas por la Unidad de Búsqueda.
“Era una persona humilde, trabajadora. Se dedicaba a amar, a compartir. Disfrutábamos labores de trabajo. Salíamos a trabajar la agricultura. Ya laborábamos en la artesanía, como mis papás. Me siento feliz, no solo yo, sino todos los miembros de la familia”, añade Julio, el más expresivo durante todo el proceso de búsqueda, y más ahora, cuando ya pudo tener de vuelta el cuerpo de su hermano.
Durante poco más de un día, los Talaigua han podido velar a Luis Fredis. Cuando un zenú muere, la tradición manda elevar plegarias para que el alma halle descanso y la familia, fortaleza. Vecinos, amigos y hasta sus padrinos han acudido a la velación, y al igual que la familia, sin perder de vista la realidad de la muerte, se saben seguros de que aquel muchacho alegre regresó.
El capitán menor del cabildo Cerro Vidales, César Ibáñez Suárez, también acompañó a los deudos. “Les damos las gracias, nos quedamos sin palabras porque es algo que desde hace muchísimo los familiares han estado anhelando”, destaca.
Despedida
El segundo día de la jornada los Talaigua se preparan para despedir a Luis Fredis. La lluvia hasta media mañana empapó todo el camino. Pero el sol ya ha salido con fuerza, la suficiente para agotar hasta al nativo más acostumbrado a subir el cerro Vidales, del que toma el nombre esta población ancestral. Veinte minutos después de la sofocante subida hay un aire de cuidadoso descanso. Aún queda camino. Los pasos de los dolientes y de los acompañantes son ahora más calculados y firmes, para evitar una caída por entre las piedras que la lluvia ha descubierto.
Una de sus hermanas fue de las últimas en cargar el féretro hasta el cementerio. A todos los hermanos les da tiempo de enjugarse las lágrimas entremezcladas con sudor y de contemplar por última vez frente al cofre.
Una investigación con muchas fuentes
Ella Cecilia del Castillo Pérez, coordinadora en Sucre y Bolívar de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), explicó que esta entrega digna fue desarrollada como parte del Plan Regional de Búsqueda Montes de María y Morrosquillo, que comprende un universo de 1.845 personas dadas por desaparecidas. En este caso, se trata de una entrega con enfoque étnico, la primera en el Caribe colombiano, un proceso dirigido por la UBPD de principio a fin.
“La información recaudada por la Unidad de Búsqueda para lograr la ubicación de este cuerpo que entregamos a sus seres queridos fue producto del cruce de fuentes institucionales y no institucionales, pero, principalmente, de firmantes del Acuerdo de Paz, quienes dieron los datos de la fosa donde fue hallado y de las circunstancias de la desaparición. Fue una de las 19 fosas que en algún momento la Unidad de Búsqueda informó haber hallado en los Montes de María, específicamente, en el municipio de Ovejas”.
El ritual de despedida de Luis Fredis termina con plegarias. El símbolo de que su alma se eleva alto son globos blancos que se pierden poco a poco entre el intenso azul celeste que se divisa en Cerro Vidales. Sus padres y toda su extensa descendencia volverán a sus casas, a sus trabajos. La diferencia es que la incertidumbre por el paradero de su hijo y hermano ya no regresará con ellos.