Con apoyo juvenil, San Cristóbal avanza hacia una seguridad más cercana y humana


Por: Emilio Gutiérrez Yance
Las calles de San Cristóbal, Bolívar, ahora respiran un aire más tranquilo. Ya no se oyen los rumores de las “ollas” escondidas ni las voces temerosas que evitaban hablar de extorsión. Hoy, en un acto simbólico, pero profundamente significativo, diez jóvenes auxiliares de Policía fueron presentados en el barrio La Plaza ante una comunidad que ha decidido dejar el miedo atrás.
Con la presencia de autoridades como el Comandante Operativo de Seguridad Ciudadana del Departamento de Policía Bolívar, teniente coronel Carlos Andrés Vidal Pérez, el alcalde Rafael Rodríguez Manotas, la personera municipal Liliana Terán Gallardo, mayor Mauricio Díaz Castro, comandante Primer Distrito de Policía y el subintendente Luis Eduardo Agamez Hernández, comandante de la estación de Policía San Cristóbal, se oficializó la llegada de estos nuevos guardianes del orden cuya misión está enfocada hacia la prevención del delito.
Son jóvenes con esperanza en los ojos, decididos a trabajar hombro a hombro con la comunidad, enmarcados en la estrategia del Trinomio de la Seguridad: autoridad civil, Policía y ciudadanía. Una fórmula que, en San Cristóbal, comienza a dar frutos visibles.
“La llegada de estos auxiliares nos da mayores herramientas para enfrentar nuestros retos en materia de seguridad”, afirmó el alcalde Rodríguez Manotas, con el tono firme de quien ha sido testigo de una transformación. “San Cristóbal es un municipio donde ya no hay ‘ollas’ de microtráfico, la extorsión ha disminuido notablemente, hay indicadores en cero y la comunidad ha perdido el miedo a denunciar.”
La afirmación no es menor. Durante años, el miedo fue un silencioso habitante de este municipio. Denunciar era peligroso, patrullar era insuficiente y confiar, casi un acto de fe. Pero algo ha cambiado. Y ese cambio tiene rostro joven.
El teniente coronel Carlos Andrés Vidal lo explicó con claridad: “No se trata solo de presencia policial, sino de cercanía con la comunidad. Estos auxiliares están formados para prestar un servicio cercano, humano y preventivo, enfocado en proteger y servir”.
Entre los asistentes, una madre abrazó a su hijo auxiliar con lágrimas contenidas. Para ella, su hijo no solo vestía un uniforme, sino que portaba la esperanza de un pueblo que empieza a caminar sin sobresaltos. La escena resumía lo que muchos sentían: orgullo, confianza, renacimiento.
La personera municipal, Liliana Terán, fue enfática al destacar la importancia de un enfoque respetuoso de los derechos humanos. No se trata de reprimir, sino de construir: “El respeto por los derechos humanos es el cimiento de una sociedad segura y justa”.
San Cristóbal ha entendido que la seguridad no se impone con fuerza, sino que se teje con relaciones sólidas, con instituciones comprometidas y ciudadanos activos. La incorporación de estos auxiliares no es solo un refuerzo policial: es una declaración de principios. Es la apuesta por una seguridad participativa, donde todos tienen un papel fundamental.
Mientras la ceremonia culminaba, un grupo de niños se acercó a saludar a los nuevos auxiliares. Los miraban con admiración, quizás soñando con algún día ocupar ese mismo lugar. Porque la verdadera transformación comienza cuando un niño deja de temerle a un policía y empieza a verlo como un aliado.
Hoy, San Cristóbal camina hacia una seguridad más integral. Y lo hace con diez nuevos pasos firmes, diez corazones dispuestos a servir y una comunidad que ha decidido no retroceder. La tranquilidad no es una utopía, y en este rincón de Bolívar, ya se siente cada vez más cerca.